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Y el mundo respiró…

9 de noviembre, 2020

Al observar los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, se hace evidente que más que el triunfo de Biden, los estadounidenses y el resto del mundo celebran hoy la derrota de Donald Trump. Es lo que en Venezuela conocemos como el “voto castigo”. Sin restar méritos a Biden, que los tiene y muchos, el verdadero rival de Trump en esas elecciones fue el propio Trump.

En esa derrota de Donald Trump, de alguna forma, la gente siente que también se le propinó un revés, se le ganó una batalla a: la prepotencia, el narcisismo, los excesos, el lenguaje antipolítico, el desprecio por los más débiles, el populismo, la patanería, el racismo, la supremacía, la chabacanería y la soberbia. Encarnados en la figura y gestión gubernamental de Trump. Es lo que expresaron los ciudadanos que festejaron en las calles de todo Estados Unidos.

Son realmente conmovedoras las imágenes de personas llorando, manifestando desde lo más profundo de su ser, su enorme satisfacción y su alegría porque ya Trump, a partir de enero 2021, no seguirá rigiendo el destino de la nación más poderosa del mundo y de sus habitantes. Un buen ejemplo de esto podemos verlo en Van Jones, analista político de CNN, quien no pudo evitar llorar al comentar la derrota de Trump: https://www.youtube.com/watch?v=CadsusHwhNc&ab_channel=CNNenEspa%C3%B1ol.

En contraste, muchos otros estadounidenses y personas alrededor del mundo, incluyendo a venezolanos aquí y en el exterior (magazolanos y/o trumpistanos) sienten una especie de frenesí, un fanatismo exacerbado por el Catire. A pesar de incluso, algunos, reconocer en él esas “virtudes” de fanfarrón, prepotente y bocón, entre otras que le caracterizan. Sin duda alguna, esas personas se ven reflejadas en Trump, pues tal vez en el fondo y no tan en el fondo comparten las mismas “virtudes” que él detenta.

Es la seducción que produce el poder y quienes lo ejercen con rudeza y autoritarismo. Hitler y muchos otros dictadores y gobernantes autoritarios causaban tal fascinación que convertía a sus seguidores en fanáticos radicales capaces de hacer cualquier cosa por su líder. Como el fenómeno Perón en Argentina y Hugo Chávez aquí en Venezuela. Si analizamos a cada uno de los personajes que quedaron en la historia como crueles dictadores podremos evidenciar características muy parecidas en su carácter, actitudes y actuación. Y es que definitivamente los lideres autoritarios y rudos seducen.

Ahora, independientemente de las “virtudes” y formas de Trump, los venezolanos fanatizados por él se caracterizan por mantener, oculta o a flor de piel, la esperanza de que el catirrucio en un segundo periodo de gobierno sí decidiera enviar a los marines USA a invadirnos y “liberarnos” de Nicolás Maduro y su gobierno, en un abrir y cerrar de ojos. O que al menos llevará las sanciones económicas contra Venezuela al máximo nivel posible, consiguiendo así la igualmente anhelada explosión social del pueblo, por hambre extrema, que produjera el derrocamiento de Maduro.

Al perder Trump las elecciones, aunque cabe destacar que él así no lo considera y se ha empeñado en iniciar demandas para demostrar un supuesto “fraude electoral masivo”, los venezolanos fanáticos del catire ven derrumbados sus sueños, por ahora, de salir del chavidurismo a través de la fuerza proporcionada por terceros. Sin embargo y al igual que el propio Trump muchos juran y perjuran que esto no ha terminado aún y que las demandas del catirrucio ante las cortes federales prosperarán y al final “quedará demostrado el fraude” y será reconocido Trump como el ganador.

Mientras, en la Venezuela real continúa el deterioro generalizado de la calidad de vida del venezolano, el colapso de todos los servicios, el hambre, la desnutrición y las muertes por mengua. Así mismo, se aproxima una fecha crucial para el país como lo es el 6 de diciembre cuando, a pesar de todos los esfuerzos de la oposición extremista para impedirlas, se llevarán a cabo las elecciones parlamentarias. Sobre las cuales se cierne la sombra de la abstención que, una vez más, conspira contra la posibilidad real de avanzar hacia un cambio por la vía pacífica.

Nuevamente las fuerzas oscuras del extremismo opositor representado por el Lelo-Guaidosismo-G4, llaman a la abstención y plantean como alternativa al voto en las parlamentarias una “consulta”, que además de ser una barajita repetida, pues ya se realizó una similar en 2016, que no sirvió para nada por ser excluyente y no vinculante, esta no cuenta con el apoyo popular. Solo es una perdida de tiempo más y una justificación sobre en qué se utiliza los dólares que recibe de gobiernos extranjeros el Lelo-Guaidosismo-G4, para la lucha por la “libertad de Venezuela”

Volviendo a Trump y su aplastante derrota, podremos decir que él sabía muy bien que la misma se produciría, pues desde hace más de 6 meses, 12 de las 14 encuestadoras más prestigiosas de EEUU, daban como ganador a Joe Biden. Ante esa realidad Donald Trump decidió recurrir al viejo truco de cantar fraude mucho antes de que las elecciones se llevarán a cabo, de manera que cuando se produjera la victoria de Biden, él asegurar que como lo venía advirtiendo “le hicieron fraude” confundiendo y empastelando el proceso para intentar así lograr por la vía judicial con demandas obtener la victoria que con votos no alcanzó. Pero, la estrategia no le funcionó Y EL MUNDO RESPIRÓ.

@joserioslugo

El Reporte Global, no se hace responsable de las opiniones emitidas en el presente artículo, las mismas son responsabilidad directa y exclusiva de su autor.

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