Unidad operativa

2 de mayo, 2021

Venezuela está de fiesta por la beatificación de José Gregorio Hernández, ese venezolano de excepción, médico de profesión y hombre virtuoso que ha merecido ser elevado a la categoría de beato por la Iglesia católica; y que para los no profesan esa fe, se presenta como el hombre sabio, ejemplo de virtudes en grado heroico y modelo a ser seguido por todos. Los efectos benéficos del Dr. Hernández en el marco de su beatificación se hacen sentir en toda Venezuela y según el medio español El País: Venezuela se une en la beatificación de José Gregorio Hernández, “el médico de los pobres”. La ceremonia concita el consenso nacional y constituye una tregua en la polarización del país”; lo que, sin duda, parecería permitir una pausa en la lógica del odio, esa que amenaza con arrastrarnos a los venezolanos – cebados en un aborrecimiento cainita –en la búsqueda de una justicia desnuda de razón que termina convertida en venganza.

Esta misma semana falleció un político venezolano de larga trayectoria pública y me ha llamado poderosamente la atención lo deleznable de los comentarios y expresiones vertidas a raíz de la muerte del ministro Istúriz: por ejemplo, una caricatura de carácter escatológico realizada por una artista venezolana, – que aun y cuando se intentó exculpar el evento datando la caricatura en el año 2017 – no deja de ser inapropiada y soez cuando compara a un ser humano con boñiga maloliente y cuando categoriza al prójimo como un detrito. Esta caricatura no solo desmerece a la caricaturista, sino que le permitió a un periodista venezolano – quien la republicó a raíz de la muerte de Aristóbulo Istúriz- ampararse en ella para drenar las lacras de su propio corazón. Hay que repetirlo hasta el cansancio: esa fuerza del aborrecimiento es destructora y no es, en ningún caso, la fuerza creadora necesaria mediante la cual nuestro pueblo se encamine por el sendero correcto.  El odio no construye ni siendo mayoría.

Esta división entre hermanos es perversa, no es constructiva, es generadora de una dinámica de rencor que tiene el peligro de ser un bumerán y que atenta contra los cimientos de la “casa común”, la de todos los venezolanos. Los venezolanos debemos rescatar lo que nos es propio, y debemos tener el coraje de perdonar y la humildad para pedir perdón. Durante largo tiempo en nuestro país se ha manoseado el concepto de “unidad” como panacea para todos los males que aquejan a la república y se ha dicho por activa y por pasiva que esa falta de unidad es la responsable – en palabras manidas de la oposición política venezolana – de los más sonados fracasos electorales de últimos años.

Sucede que esa unidad que se ha intentado construir parte del principio de ser una alianza de todas las fuerzas del “bien” que acabarán con el “mal” que representa el modelo político – económico impulsado por el presidente Chávez; pero no hay duda que una unidad forjada para “acabar” algo y no para “construir” algo es una unidad maniquea que enmascara la incapacidad de la oposición de tener expectativas propositivas y esperanzadoras que motiven a los venezolanos. El problema de fondo radica en que no todos estamos en la misma emisora moral porque no necesariamente lo que para alguien es un mal, para el otro puede ser un bien; o en el mejor de los casos, incluso para el otro puede ser inocuo.

Esa “política” victoriosa mediante esa unidad es la que pretende arribar al poder pero no porque es la que mejor se expone, ni por ser la que suma más argumentos, ni por ofrecer procedimientos más realistas, sino por ser simple y llanamente la que mejor usa a su favor las frustraciones, los recelos y las incertidumbres del momento. Sin embargo de esto sabemos mucho los venezolanos y ya deberíamos haber aprendido que no es el camino porque con esa misma estrategia el presidente Chávez llegó al poder y ahora, dos décadas después, todavía pagamos las consecuencias. Plausiblemente con esas mismas premisas la oposición podrá hacerse con el poder pero lo que sí se puede vaticinar es que no podrá gobernar para todos porque será una unidad sin unión; y mucho menos será posible cuando la unidad significativa para estos actores es única y exclusivamente “buena” si todos se aglutinan tras ellos de modo que la unidad en muchos casos solamente sirve para aborregar a los disidentes internos.

Hay que abogar por la unidad porque necesitamos del concurso de todos los venezolanos para superar estos tiempos aciagos, y es obvio que somos más fuertes juntos, de aquí que la unidad que hay que bregar es la que llama Francisco en su mensaje a nuestro pueblo, la unidad “operativa”, mediante la cual demos “pasos concretos para la unidad sin dejarse vencer por el desaliento, ser capaces de reconocernos como iguales, como hermanos, como hijos de una misma patria”.  Es esta unidad la que nos permitirá poner a Venezuela primero pero no como una abstracción sino visibilizada en nuestra gente, la que sufre y espera, la Venezuela de los que están y la patria de los que se fueron. Es, en la práctica, esa unidad “operativa”, por ejemplo, que no busca politizar la campaña de vacunación – solo basta mirarnos en los casos de cualquier país del mundo que no sea Estados Unidos o Israel para darnos cuenta que 190 naciones tienen graves problemas de acopio y distribución de las vacunas – sino que lo importante es tener las vacunas y no quién es responsable por no tenerlas. Es, en fin, esa unidad de operación que respetando la diversidad de pensamiento, de religión e ideología de cada cual nos permitirá ponernos de acuerdo en la búsqueda del bien común pues solamente sabiendo lo que nos separa trabajaremos en los que nos une; y no parece caber duda que lo que más nos une en este momento es nuestra gente y sus padecimientos.

Estoy seguro de que Venezuela no se solaza ni con el dolor ni con la muerte del contrario porque “eso” no es nuestra gente. La Venezuela que estoy seguro prevalecerá es la Venezuela que brilló ayer en la ceremonia de beatificación del Dr. José Gregorio Hernández cuando somos capaces de darnos la “paz” al compás de un calipso.

 

@rodolfogodoyp

 

 

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