
13 de octubre, 2020
«La realidad es aquello que acontece de manera verdadera o cierta, en oposición a lo que pertenece al terreno de la fantasía, la imaginación o la ilusión. Lo real, por lo tanto, es lo que existe efectivamente.» Oppenheimer
Una de las cosas más difíciles que hay para algunas personas es aceptar la dura realidad. Para estas personas más fácil es negarla y crearse así su propia realidad. Una especie de mundo paralelo hecho en función de sus anhelos. Todo el que viva en la realidad real y lo manifieste con la claridad y crudeza de la misma es de inmediato considerado como un enemigo pues, este representa una gran amenaza de desvanecimiento de esa realidad simulada.
La realidad real, por ejemplo, es que este 6 de diciembre 2020 habrá elecciones parlamentarias. No por capricho de Nicolás Maduro, sino conforme a lo que ordena la Constitución venezolana. Algunos han decidido, nuevamente, abstenerse. Volver a aplicar una receta que solo ha llevado al más rotundo fracaso (2005, 2018 y en las últimas elecciones de concejales, alcaldes y gobernadores) en estos ya 21 años del chavismo en el poder.
La realidad real, que está allí a la vista de todos, nos muestra que por esa vía de la abstención no se ha logrado nada positivo para las aspiraciones de un cambio de los que detentan el poder en Venezuela, todo lo contrario, los ha consolidado en la tenencia de ese poder ejercido de manera autoritaria.
También es una realidad real que nuestros únicos aciertos, nuestros únicos triunfos frente al chavismo y ahora al chavidurismo, han sido por la vía electoral (2007, 2015 y cada concejalía, alcaldía y gobernación ganada en estos 21 años. Como, por ejemplo: Chacao, El Hatillo, Los Salias y Baruta) Pero, los que se han creado su realidad a la medida, su realidad paralela, su realidad simulada simplemente desconocen esos hechos que están y seguirán allí. Que no pueden borrarse.
La realidad real, no la simulada por los extremistas de oposición, nos muestra con diáfana claridad cuál ha sido el camino exitoso que debemos seguir para poder lograr el cambio. Que no es otro que el camino constitucional, electoral, de negociación y acuerdos y de resolución pacifica de este largo conflicto. Sin más violencia, ni más muertes innecesarias.
En contraste, esa realidad que es muy dura para algunos incapaces de aceptarla, igualmente nos muestra el camino de rotundos fracasos por donde nos han llevado, en 21 años, el extremismo opositor. Desde el golpe de Estado de Carmona “el breve”, pasando por el paro petrolero, la abstención 2005, las guarimbas 2014, “la salida” 2017, el atentado con dron, la abstención en las elecciones de concejales, alcaldes, gobernadores y presidenciales entre el 2016 y el 2018. El “sí o sí” de feb-2019, el golpecito de “los topochos verdes” del 30A-2019, la Carta Democrática OEA, la invocación del TIAR, LA INVASIÓN MILITAR USA y el MACUTAZO (Operación Gedeón).
Aventuras que solo han logrado muertes innecesarias, retrocesos para la oposición en el camino hacia un cambio y el atornillar más y más en el poder al chavidurismo. Allí yacen esas dos realidades para el que las quiera ver y para la historia de nuestro país.
Otra realidad simulada que se inventó el extremismo opositor es lo de la “presidencia encargada” de Juan Guaidó. Cuando la realidad real es que el presidente de Venezuela, nos guste o no, reconocido por 138 países de los 194 que conforman el globo terráqueo, es quien tiene el poder, quien controla el país, o sea Nicolás Maduro.
Lo peor de todo esto es que con habilidad, chantaje, poder mediático y financiero el extremismo opositor ha logrado inocular esa realidad simulada en un buen numero de venezolanos, en especial de una clase social que fue media alta y quienes hoy viven en Miami e imitan a la oposición cubana que, desde hace más de 60 años, igualmente se instaló en Miami y que hoy tiene mucho poder mediático y financiero.
Con esa realidad simulada la oposición extremista logró sembrar el germen de la abstención y a la vez embarbascar, atontar a unos cuantos que aún hoy permanecen cruzados de brazos y con la vista perdida hacia La Guaira u otras costas del país esperando a los “libertadores” marines USA.
La tercera realidad simulada que vive y vende el extremismo opositor es el hecho de esperar que un gobierno autoritario como el de Nicolás Maduro, ofrezca condiciones “ideales” “justas” tipo Suiza, para que los venezolanos que lo adversan vayan a votar. Entonces “condicionan” su participación a que haya “plenas condiciones”, pero eso es una cortina de humo, un vil engaño a los venezolanos y al mundo, solo una excusa más para justificar la abstención que conviene a sus oscuros intereses financieros y de obtención del poder por la fuerza.
Guaidó y G4 han dicho en varias ocasiones que mientras Maduro esté en el poder no participarán en elecciones.
Ante esta compleja situación política el venezolano debe tomar una decisión cuanto antes: 1. Si seguir indiferente a la dinámica política que mueve al país. 2. Apoyar el camino de aventuras, fantasías y violencia del extremismo opositor. 3. Retomar la vía pacífica, constitucional y electoral que la dirigencia mediocre del extremismo opositor nos sacó desde el 2016.
Estas elecciones parlamentarias del 6D no sacarán a Maduro del poder, pero implican el inicio de la reinstitucionalización del país, del diálogo, de las negociaciones y acuerdos políticos que permitan ofrecer soluciones concretas a los problemas, ya inaguantables, del pueblo.
Pero, lo más importante es que con la elección de la nueva Asamblea Nacional se podrá neutralizar, aislar al extremismo opositor y al del gobierno. A esos polos del mal que tanto daño nos han hecho. Implicará acabar con los mantras, las fantasías y aventuras violentas que los el extremismo opositor liderado por: Leopoldo López, Julio Borges, Alberto Federico Ravell, Carlos Vecchio, María Corina Machado, Juan Guaidó y los otros dirigentes del G4 han impuesto al país.
Por cierto, la derrota de Donalds Trump, en las presidenciales de Estados Unidos en el mes de noviembre, de producirse como señalan todas las encuestas, ayudaría mucho a que quienes han sido imbuidos por la realidad simulada, despierten a la realidad real. Pero, sin depender de dichos resultados en los EEUU, sino de nosotros mismos.
@joserioslugo
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