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La mejor hallaca la hace…

19 de diciembre, 2021

Por: Rodolfo Godoy Peña

De las épocas, momentos o fechas que más difíciles son de transitar para los inmigrantes venezolanos estoy convencido que es la Navidad. Y esto no difiere por la condición social, económica o legal del emigrante, pues para los que hemos tenido que salir del país no aplica aquello que Cheo García instituyó como un “himno” navideño en los sesenta: Hay quien tiene todo, todo lo que quiere / Y sus Navidades siempre son alegres….

Para los que hemos salido de Venezuela el tener “todo” en Navidad nunca es suficiente, y estoy persuadido que las cosas que realmente importan en la vida no se pagan con dinero, sea Navidad o no, pues como dice el Charro de Huentitán: “Vale más un buen amor que mil costales de oro…”

Los emigrantes dejamos jirones de piel en cuanto salimos del país. Eso es el costo más importante de emigrar. Todo el que emigra espera un bien a costa del mal que significa la ruptura con sus afectos, pues nadie emigra en la expectación de estar peor. Es mucho el costo. Emigrar se debe hacer “…con plena conciencia de no ir al Paraíso sino al Purgatorio en palabras de Tomás Polanco Alcántara.

Y en ese intento de hacernos la Navidad los más fiel a la que nos marcó buscamos los sabores que “son” de Navidad, y por eso en un esfuerzo muy loable, miles de nuestros compatriotas, alrededor del mundo, preparan y ponen a la venta hallacas, pan de jamón, ensalada de gallina y ponche crema, para que por el paladar podamos rememorar a Venezuela y conservar y exportar la tradición culinaria del país.

Y esto es algo especialmente importante para los venezolanos porque Venezuela es la única cultura de América donde existe un plato estacional y que de forma transversal atañe a todo el país. La hallaca es símbolo de Navidad y no importa si uno está en San Cristóbal, Maturín, Porlamar o Caracas; o si uno vive en unas “lomas” o en un “cerro”: todos los venezolanos relacionamos la hallaca con la Navidad.

Y la hallaca no solo es el símbolo de la navidad “venezolana” sino que también desentraña el significado más profundo de la fiesta religiosa. La Navidad es la conmemoración del Dios que se hace perfecto hombre para traernos su mensaje de amor, de estar para el otro, de compartir. Eso lo representa nuestra hallaca (y en este caso no hay ningún debate sobre su origen como se da con la arepa) y es tan nuestra que ningún pueblo la replica. La técnica se asoma en los tamales panameños o mexicanos – que no son estacionales -, pero que están muy lejos de la complejidad de la preparación de nuestra hallaca. Según don Armando Scannone lo difícil es el equilibrio pues …ajustar el sabor es complicadísimo. Cuando pruebas siempre falta algo. Y cada vez que haces una corrección se desajusta el sabor global.

Y es esa complejidad lo que representa lo más profundo del mensaje cristiano. La hallaca es un plato de muy laboriosa preparación, implica un esfuerzo superior, son esas manos que se reúnen en familia para hacer el trabajo conjunto, desde la tropa rasa que lava hojas hasta el alto mando, usualmente las matriarcas de la familia, que saben qué cantidad y en qué orden van los ingredientes.  Ese empeño y arduo trabajo se ve coronado al compartir en la mesa las hallacas que sirven para hacer los vínculos más sólidos y que nos hace palpable que la Navidad es compartir, es trabajar para otros, es entregar un pedazo de nosotros para darles un gusto a los demás.

No conforme con ello la hallaca es una oda a la migración, es un crisol de razas donde se amalgaman el maíz y el onoto americano, el plátano asiático, la salsa “inglesa”, la aceituna griega, la alcaparra mediterránea, o el ganado traído de Europa para fundirse en un plato que representa la riqueza migratoria que conforma a nuestro pueblo. La hallaca en muy nuestra y es muy nosotros.

Aprovechemos esta Navidad para seguir lo más acertadamente posible su real significado, empezando por reconocer que la fecha es de nuestra herencia cristiana, de modo que no se desean “Felices Fiestas” de modo genérico, sino Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo que son dos celebraciones diferentes.  El desear Felices Fiestas se esgrime para no “agredir” a las personas de otras religiones o sin ningún credo, pero no podemos ceder a la cultura de la cancelación. No hay duda que las otras religiones tienen sus propias celebraciones, pero la más internacional y conocida de las fiestas religiosas es la Navidad, y es cristiana.

La Navidad es hacer gala de solidaridad, de compartir. No es la compra compulsiva lo que debe regir nuestra Navidad (en todo caso es la compra para darle al otro), sino que la Navidad debe ser sobre todo pensar y actuar a favor de esos sufrientes marginados, los que han tenido que migrar y que tenemos cerca; esos que tienen miedo y que tal vez no tienen problemas económicos pero que se sienten solos y desarraigados. Celebrar la Navidad con ellos es mirarlos a los ojos y trasmitirles esperanza.

Quiero desearles a todos mis compatriotas que el niño Dios los aliente, como lo hizo Él, a vivir para servir a los demás. ¡Feliz Navidad!

 

@rodolfogodoyp  

 

El Reporte Global, no se hace responsable de las opiniones emitidas en el presente artículo, las mismas son responsabilidad directa, única y exclusiva de su autor.

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