
2 de febrero, 2022
Por: Teódulo López Meléndez
Se nos está reclamando percibir la singularidad de los sucesos escapando de toda finalidad monótona. Quizás podríamos alegar que debemos captar el futuro como su retorno e ir entonces a todas las escenas y a todos los roles posibles, definiendo incluso las ausencias (dixit la praxis política como el fracaso en haber alcanzado los objetivos propuestos), porque determinar lo que no ha tenido lugar es esencial para definir el futuro, uno visto correctamente como una construcción para poder decidir en el presente.
Pensar la política implica mucho más, pues llega hasta la configuración de un mundo. Cuando se deja de pensar la política y se instaura la mediocridad de la búsqueda del poder y no más, se entra en la barrena de la inestabilidad y la decrepitud. Cuando la política se reduce a las maniobras y a hacer de ella misma un deterioro, las sociedades languidecen en las formalidades y se encuentran incapaces de saltos cualitativos.
La política es una revisión permanente y la democracia una interrogación que nunca termina. Lo que se pretende es recordar que las realidades son construibles, que hay que modificar el ángulo de los observadores y, sobre todo, que la política se piensa y se piensa alejándose de la linealidad y de la miseria. Hay una crisis política puntual envuelta en otra de igual o mayor gravedad: la absoluta inconsistencia de los políticos.
No se trata de la aparición de iluminados. Hoy el líder es un suministrador de insumos que ejerce la actividad de pensar para los demás, porque pensar por los demás resulta una simple manifestación totalitaria. Pensar la política es una acción liberadora pues, en primer término, permite entender los atascos y autoriza a vislumbrar sacudírselos. Cuando se piensa la política aparecen los acontecimientos que nadie creía posibles y las soluciones van conformándose en una realidad distinta de la realidad real. Entonces habrá aparecido el nuevo concepto de poder, el del común, que pasará por encima de quienes encarnan desde talismanes, llámese revolución o unidad o llámese como se llame.
Si vemos sólo lo que queremos ver, cada uno encerrado en sus certezas equivalentes a ficciones, no saldremos de la mirada rutinaria y se hará imposible la prospectiva del futuro.
@tlopezmelendez
El Universal
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