
6 de febrero, 2022
Por: Rodolfo Godoy Peña
La Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Venezuela, con ocasión de la publicación del Boletín 165 homenajeó al académico Tomás Polanco Alcántara quien era conocido en la intimidad de su familia y entre sus amigos como “TOPOL”. Fue un acto sobrio moderado por el Dr. Ayala Corao y en el mismo intervinieron varios miembros de la Academia hablando del cumplimentado desde su perspectiva humana, jurídica e histórica.
El Dr. Polanco fue miembro de número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, además de académico de número de la Academia Nacional de la Historia y de la Academia Venezolana de la Lengua, lo cual revela claramente lo descollante del honrado. Contadas personalidades han pertenecido como miembro de número a tres Academias.
Para conocer la calidad humana de este insigne venezolano creo que viene como “anillo al dedo” lo escrito por el Prof. Enrique Urdaneta Fontiveros en el boletín referido: «Johann Ludwig Tieck …. dijo en una oportunidad: “Un hombre que es noble es solo una imagen de Dios”. Esta frase parece calzar a medida con la personalidad y la vida del Dr. Tomás Polanco Alcántara. A la incansable energía para trabajar de Polanco, a su devoción por el Derecho, a su amor por la historia patria y a su nobleza y humildad singulares, se debe sumar su profunda fe católica. En él la hidalguía provenía genuinamente de Dios”.
Yo no tuve el privilegio de conocer al Dr. Polanco – a pesar de que conservo un libro autografiado para mí por él – no obstante, es como si lo hubiese conocido personalmente; los mejores libros de historia que atesoro referidos a algunas épocas relevantes de nuestro país son, sin duda alguna, los escritos por TOPOL. Esto no desmerece a grandes historiadores que ha tenido Venezuela, pero creo que hay elementos que hacen resaltar la obra de Polanco.
Entender la historia como una sucesión de hechos me parece limitar el alcance de la disciplina. La historia la hacen hombres y mujeres que marcan el devenir de los acontecimientos. El Dr. Polanco abordó diferentes etapas de nuestra historia, cultivando la dimensión antropomórfica de nuestra historiografía, desde el estudio del actor principal, sin añadir y sin restar nada, permitiendo que el lector haga su propio juicio de valor de la actuación de esos personajes a través de su propio cristal. No justifica ni afea conductas, el autor contextualiza a los biografiados. Eso es escribir sobre historia.
TOPOL aborda la historia de Venezuela a través de los personajes que marcaron nuestra vida republicana como lo son: “Simón Bolívar: ensayo de una interpretación biográfica a través de sus documentos”, “José Antonio Páez. Fundador de la República”, “Guzmán Blanco: Una tragedia en seis partes y un epílogo” y “Juan Vicente Gómez. Aproximación a una biografía”. Además de estas obras que son vertebrales para entender a la república, Tomás Polanco estudió a otros grandes venezolanos como lo fueron Miranda, Uslar Pietri, López Contreras, Pedro Emilio Coll, y Gil Fortoul; en fin, una vasta obra tan extensa como enjundiosa.
Como estudioso del Derecho, el Dr. Polanco fue un destacado jurista siendo tal vez uno de los abogados más versado en derecho bancario y de seguros del país. Además del análisis del régimen jurídico en general producto de un meticuloso estudio y de su experiencia en el área bancaria y judicial nos legó obras que aún son referencia para el estudio de esas especialidades tales como “La empresa bancaria y su control”, “Análisis de las Normas Constitucionales sobre la Hacienda Pública” , “Las Limitaciones Urbanísticas de la Propiedad” o ”La Reforma Administrativa en Venezuela”; y en otras tantas donde compaginó su experticia como historiador con la vocación profesional para producir obras como “El Proyecto de Constitución de Angostura en I8I9”, “La Crisis Constitucional de la Gran Colombia entre I820 y I830” o “Las Formas Jurídicas de la Independencia”. Tomás Polanco Alcántara fue un estupendo jurista, diligente diplomático y un sabio historiadorde modo que nunca se le podría encorsetar en aquella máxima lapidaria de Piero Calamandrei: «El jurista que sólo sabe de Derecho, ni de Derecho sabe«.
Y, por último, -pero lo más importante- quiero hacer memoria y referencia al hombre, padre, esposo, profesor, amigo. lo cual no solo se ve reflejado en muchas de sus actuaciones como profesional y en su fecunda labor literaria, sino especialmente en la dimensión del hombre de bien que crea una carta de despedida como «Cuando yo me vaya«. Solamente una persona de la dimensión humana del Dr. Polanco puede legar ese testamento sentimental a la familia “…porque de la abundancia del corazón habla su boca”; y, en su caso, escribe su pluma.
He sido beneficiario de la bondad del Dr. Polanco. Hace unos 25 años yo ya era un ávido lector de TOPOL y con ocasión de la publicación de su biografía sobre el Generalísimo mi novia – ahora mi esposa – quiso tener un detalle conmigo y le pidió a un empleado de su casa que fuera a la oficina del Dr. Polanco para intentar conseguir una dedicatoria. Aurora tenía pocas esperanzas, por la importancia del escritor, de que aquel cometido fuese posible; pero sucedió todo lo contrario: Tomás Polanco no solamente lo recibió sino que lo atendió con toda la dedicación que su apretada agenda le permitió en aquel momento. Yo me hice con una obra autografiada y Edgar – así se llamaba aquel empleado – siempre recordada que aquel encuentro lo había marcado.
No puedo terminar estas líneas sin agradecerle a Tomás Polanco Fernández, primogénito de TOPOL, quien me ha dispensado siempre una deferencia inmerecida; y en este caso, no solamente por la invitación al acto de la Academia, sino por su generosidad permanente al compartirme eventos y vivencias de su padre cada vez que se lo he requerido.
El insigne venezolano Tomás Polanco Alcántara es un modelo para seguir, es todo un “molde para la fragua”
@rodolfogodoyp
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