
26 de junio, 2022
Por: Rodolfo Godoy Peña
La semana pasada publiqué un artículo que llevó por título PADRES “DISNEY” donde intenté, desde una óptica paterna, dar mi punto de vista sobre la escena lésbica de la última película de Disney, artículo que por supuesto generó todo tipo de reacciones, algunas dirigidas contra el planteamiento que formulé, y otras, inevitablemente, “ad hominen” calificándome de homofóbico, conservador, retrogrado y otros epítetos que no vale la pena reproducir.
En un chat colectivo donde se difundió el artículo la semana pasada hubo una respuesta que creo vale la pena tomar en cuenta en el de hoy, y aunque no estoy autorizado para revelar el nombre de la persona si tomaré su réplica como guía para hacer una revisión de sus explicaciones, que en todo caso me parecen muy respetuosas porque además son argumentos con los cuales se puede discutir ya que me permiten saber qué piensan las personas que están de acuerdo en la incorporación de esos contenidos en la educación de los niños desde temprana edad.
Para no correr el riesgo de descontextualizar transcribiré íntegramente los alegatos del chat, a saber: “Tanto escándalo por un beso, y bugs bunny se la pasaba besando hombres en sus series…”
Los besos son una manifestación muy loable del cariño. En mi familia – perdóneseme que sea autorreferencial- los varones de la familia nos besamos y en ello no hay ninguna carga de erotismo. Es más, me parece que el beso es y debe ser una muestra de cariño y de contacto físico muy necesario en estos tiempos.
Sin embargo, creo que la afirmación yerra en la comparación –Bugs Bunny y Buzz – por la ausencia de la intención en la revisión del acto. En el caso de Bugs Bunny este besa a Elmer y a otros varones en sus comiquitas con la intención de molestarlos y burlase de ellos a contramano de la afirmación realizada y es por lo cual considero que el símil en este caso es contraproducente. Partiendo del principio de que el beso entre personas del mismo sexo fue establecido como algo desagradable o inapropiado, Bugs Bunny intencionalmente usa el beso en la boca para incordiar a los otros personajes, cómo bien se ve en los capítulos en los cuales sucede.
Reiteradas veces hemos afirmado que no siempre es bueno el “revisionismo” ya que la historia no debe estudiarse de adelante hacia atrás. Esas comiquitas son de 1940, la sociedad ha avanzado y no necesariamente un beso en los labios de personas del mismo sexo actualmente es algo que deba repugnarnos. De hecho, en la cultura rusa es muy usual que dos hombres se besen en la boca como señal de respeto y cariño. ¿Cómo olvidar los besos de Breznev a varios líderes mundiales?
En el caso de Lightyear el beso entre los personajes del mismo sexo lo califiqué como “lésbico” por el propio desarrollo de la película: Alisha Hawthorne, la mejor amiga de Buzz, es lesbiana y como tal tiene una pareja mujer con la que posteriormente forma una familia y su nieta termina siendo crucial para la historia en la segunda mitad de la película de modo que la escena no es el beso de “cariño”, es un preámbulo. Cris Evans nos llamó idiotas a quienes creemos innecesaria esta escena, pero a mi parece que el idiota es quien pretende hacernos ver esto como “natural”.
¿Cuándo entenderán que la homosexualidad no se promueve?, se preguntaba mi amable contradictora.
Parece sumamente ingenuo afirmar que la “homosexualidad no se promueve” porque es tanto como plantearse que Apple vende sus teléfonos sin hacer ningún tipo de publicidad, sin “vender” sus fortalezas y no “maximizando” las debilidades de la competencia. Todo se promueve, y no solo las mercaderías, también se promueven las ideas, la política y la religión con la determinada intención de sumar adeptos o clientes, según el caso. Suponer que en un mundo híper-interconectado como el actual la “promoción” de un producto o de una idea no se realiza es deconstruir todo el sistema de relaciones que conocemos hasta ahora; de modo que se puede afirmar claramente que sí se “promueve” la homosexualidad como paso necesario para dar cabida a la “ideología de género”.
…y que, si su hijo será gay o su hija será lesbiana, lo será…
Como no comulgo con el determinismo en ningún aspecto es la razón por la cual me opongo a este tipo de escenas en películas de niños. Sabiendo que la “promoción” de estos modelos puede afectar a un niño en su etapa de autoconocimiento, que es la más importante de su vida, lo considero inapropiado y perjudicial. Creo firmemente en la libertad de mis hijos pero no por ello claudico ante lo “inexorable” de la presión social en sus vidas o de los modelos equivocados. Lucho con ellos para que tengan valores porque al final, independientemente de lo que ellos decidan, sus papás habremos cumplido con nuestra misión, pero no nos daremos por vencidos ante el alegato de que eso es “lo que hay”.
…Así lo que vea sea canales religiosos dónde le venden a la familia originaria.
Aprovecho para entrar en el fondo del asunto partiendo de la afirmación sobre la familia “originaria” y la afirmación que yo hago de “natural” cuando me referí al actor Evans.
No puede tener más razón mi “gentil crítica” al afirmar lo “originario” de la familia – aunque el término sea utilizado para reafirmar la supuesta intolerancia frente a las familias “homosexuales”-, siendo lo cierto que en su afirmación subyace lo importante: la familia hetero-parental es “originaria” de la vida y la referencia en este caso no es por lo ancestral, vetusto o demodé, sino que ese calificativo contiene la verdad de lo que significa “la familia” porque la vida se “origina” entre un hombre y una mujer y ya que la “familia” abarca la pareja y la prole, queda poco que explicar.
Seamos claros: si dos personas tienen que forzar su propia naturaleza usando “medios o métodos” para la procreación puedo afirmar que no es una unión “natural” por más que actualmente se vea como normal porque el hecho de que dos personas tengan que “constreñir” las leyes naturales para pretender que son “iguales” a la pareja hetero – parental no deja de ser una aporía. He allí lo no “natural” de la situación a la cual me he referido.
Y por supuesto que existen los “roles modélicos” (rol model) y por eso se intenta que los hijos tengan el modelo a seguir que se adecue a la formación moral que queremos inculcarles estando conscientes que el primer modelo a seguir de los hijos somos los padres y esto nos acicatea para cada día ser mejores pues los hijos no aprenden por lo que escuchan sino por lo que ven. Del mismo modo hay que procurar alejarlos de modelos que atenten contra la formación que queremos impartirles: tanto calan las escenas lésbicas de Disney como la familia heterosexual que muestran los canales “religiosos” y por eso el tema es establecer hacia donde se quiere enrumbar la formación de los hijos.
No debemos pretender que los hijos sean perfectos pero sí que sean muy humanos, y si los exponemos a niveles mediocres de exigencia los volveremos “deterministas” con su propio destino vital.
@rodolfogodoyp
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