
18 de agosto, 2022
Por: José Antonio Gil Yepes
Es indudable que el gobierno anotó un gran logro al bajar la inflación desde 1.680.000% en 2017 a 660% en 2021. Pero también es cierto que no logra terminar de bajarla. Se mantiene entre un 6 y un 10% mensual, y esa sigue siendo la inflación más alta del mundo y muy dañina para la inversión, el empleo y el salario.
La renuencia de la inflación a terminar de bajar a un dígito anual radica en que el programa de políticas con que se atacó desde comienzos de 2019 se agotó. Ahora se necesita otro programa; aunque no totalmente diferente.
El programa original podemos llamarlo “monetarista y fiscalista” porque puso el peso en políticas de esa índole: Desregulación de la circulación de las divisas para que hubiese efectivo con que transar; desregulación del tipo de cambio; sobrevaluación del bolívar (para abaratar las importaciones y llenar los anaqueles con bienes importados-aunque sacrificando el empleo nacional); desregulación de precios; y tres medidas de reducción drástica de la liquidez, como son la reducción del gasto público, de aranceles y el aumento del encaje legal a casi el 100% (inicialmente) para minimizar el crédito bancario.
Con estas medidas el gobierno se anotó el éxito mencionado. Y la opinión pública ha reaccionado positivamente pues todos los indicadores de gestión recogidos por la Encuesta Ómnibus Nacional de Datanalisis revelan un mejoramiento significativo. Por ejemplo, la Situación Personal, si bien en 2018 era +15%, hoy día va por +69%. La evaluación de gestión de NM ha subido en 18 meses de +10% a +28%. A su vez, el gran artífice de la recuperación económica ha sido el empresariado, el cual, por primera vez, supera a la Iglesia Católica en evaluación de gestión por el bienestar del país: +60% a +56%.
¿Qué puede hacer ahora el gobierno para lograr terminar de abatir la inflación? Se puede decir que el enfoque anterior buscó el equilibrio de precios bajando la liquidez (en vez de subir la producción). Pongamos como ejemplo una caricatura: Si Ud. tiene en circulación 1.000 bolívares y 100 caramelos, cada caramelo se vende por 10 bolívares. Entonces, para bajarle el precio a los caramelos, lo que hicimos fue bajar los bolívares en circulación, digamos, a 100 bolívares. Entonces cada caramelo debería costar 1 bolívar. Pero lo que pasa es que cada caramelo no termina de bajar a 1 bolívar, sigue vendiéndose por, digamos, 2 bolívares.
Si la inflación, a pesar de los grandes sacrificios, no baja lo suficiente para satisfacer a los consumidores ni a los que reciben un salario (sigue sin alcanzarles), lo lógico es pensar que, en vez de seguir bajando la liquidez con medidas monetarias, cambiarias y fiscales, se puede tratar de subir la producción de caramelos con medidas que favorezcan la inversión, la producción, la oferta, el empleo y mejores salarios. Por ejemplo, si queremos que cada caramelo se venda por 1 bolívar, en vez de ofrecer los mismos 100 caramelos, para bajar su precio de venta de 2 a 1 bolívar, podemos ensayar producir y ofrecer más de 100 caramelos. Es más, podemos subir la liquidez de 100 a 150 bolívares, en vez de mantenerla tan abajo (el gobierno está cobrando más impuestos porque quiere gastar más para no perder vigencia), pero podemos producir 300 caramelos, en vez de los 100 que producíamos antes, buscando que cada caramelo se venda por 1 bolívar.
Para subir la producción y oferta necesitamos mantener disciplina fiscal (no emitir dinero sin respaldo); subir el gasto público (sobre todo en sueldos), recabando menos impuestos de muchos más generadores de riqueza (en vez de elevar los impuestos a los pocos que la producen, que es lo que se está haciendo); no trata de devolverle la vigencia y valor al bolívar mediante decretos e impuestos (IGTF), sino multiplicando su respaldo con producción; bajar el encaje legal (para subir el crédito bancario); reducir moderadamente la sobrevaluación del bolívar (para irle restando ventaja cambiaria a las importaciones y darle más espacio a la producción, al empleo nacional y a la diversificación de nuestras exportaciones-como ha anunciado el presidente NM para superar el rentismo); dedicar las divisas que el BCV no queme para sobrevaluar el bolívar al rescate de los servicios públicos (principalmente la electricidad); darle más sustento legal a la libertad de cambio; devolver los aranceles progresivamente a los niveles comparables internacionalmente; devolver propiedades expropiadas (hoy, todas ociosas); privatizar total o parcialmente las más de 800 empresas del Estado y subsidiarias (todas improductivas, incluyendo PDVSA); garantizar la propiedad privada; reafirmar liberación de precios (la ley para controlarlos sigue vigente); abrir la frontera con Colombia (como se está haciendo); empeñarse en el éxito de las recién creadas Zonas Económicas Especiales; y seguir moderando el discurso buscando el entendimiento y la negociación tripartita.
@joseagilyepes
El Reporte Global, no se hace responsable de las opiniones emitidas en el presente artículo, las mismas son responsabilidad directa, única y exclusiva de su autor.